INDIVIDUADOS EXCEPCIONALMENTE (1)


Curiosamente, hasta tal punto el mundo del crecimiento personal está impregnado en cuanto a pensar que la individuación es el logro que sobretodo ha de alcanzarse al máximo, que este énfasis se encuentra incluso en la vida y la obra de algunos de los iniciadores -desde luego, excepcionales- de sistemas terapéuticos muy importantes dentro de la denominada psicología humanista, sistemas que son incluso paradigmáticos. Desde luego, es algo que suele pasar bastante desapercibido, probablemente por coincidir con la gran influencia de la cultura narcisista que invade nuestra sociedad. Y por otra parte, es probable que en este hecho hayan concurrido circunstancias evolutivas en las que ha devenido necesario destacar, a nivel global de la humanidad, la tarea del impulso individuador. Pero sea por el motivo que sea, el hecho es claramente evidenciable.

Por ejemplo, he conocido algunas personas y pienso que puede haber bastantes, que tenían casi en la cabecera de su cama, el mensaje que compuso Fritz Perls, el iniciador de la denominada terapia gestalt o también gestalterapia. Se trata de un texto al que se conoce como la oración gestalt, el cual dice así:

"Yo me ocupo de mis cosas y tú de las tuyas.
No estoy en este mundo para vivir con tus expectativas
y tú no estás en él para vivir con las mías.
Tú eres tú y yo soy yo.
Si por casualidad nos encontramos, magnífico.
Si no es así, qué se va a hacer".

Obviamente, la oración -e ignoro por qué se le llama oración- gira claramente en torno a la premisa individuadora "tú eres tú y yo soy yo". Se trata, desde luego, de un mensaje totalmente individuador y apenas vinculador, por no decir nada vinculador. De hecho, la propia forma de terminar el mensaje: "Si por casualidad nos encontramos, magnífico. Si no es así, qué se le va a hacer", pone muy poca fuerza en la necesidad vital de encontrarse y de vincularse, dejándolo todo al azar. Desde luego, sin encuentro, es difícil formar vínculos afectivos con los demás, pero también lo es si no hay búsqueda voluntaria.

Pero lo paradójico es que el propio Perls,quien parece que concedía gran importancia a la necesidad de compañía afectiva, vivió los últimos años de su vida como un hombre solitario. Sobre esta faceta de Perls, el terapeuta gestáltico Celedonio Castanedo ha escrito : "Todo parece indicar que, a pesar de la fuerza con que adquirió Perls su ego en su vida profesional, echó de menos la relación íntima de mantener un verdadero contacto con otra persona". Y respecto a la oración gestalt en concreto, Castanedo ha escrito : "Este bello poema indica una "retirada" del otro, más que un esfuerzo honesto para alcanzar el desarrollo o crecimiento de cada una de las dos personas a que se refiere la oración... (de manera -añado yo- que, además, pueda posibilitar su vinculación)".

Sin embargo, también la terapia gestalt ha ido evolucionando, sin dejar su énfasis individuador cuando es necesario, pues muchas veces realmente lo es, hacia enfoques además más vinculadores con los demás. Por ejemplo, el terapeuta gestáltico Miller admite que el mensaje de la oración gestalt puede ser muy útil para niños y adultos que aún no están psicológicamente separados de sus padres, pero que, en cambio, no ofrece todo el mensaje completo de salud mental que actualmente puede ofrecer la terapia gestalt. Desde luego, es muy probable que a estas personas el mensaje pueda alentarles fuerza individuadora para separarse de figuras de autoridad y lograr autonomía , pero a la oración le falta abarcar las dos necesidades, tanto la individuadora, como la vinculadora, que tiene el ser humano en su crecimiento.

Pero el de Perls no es el único caso de iniciadores de sistemas terapéuticos que tuvieron dificultades con los vínculos afectivos. También para Eric Berne, el iniciador del análisis transaccional, su gran problema personal fueron sus relaciones afectivas. El psicólogo clínico y analista transaccional Claude Steiner, quien fue discípulo directo de Berne desde el inicio, al respecto ha escrito : "Las relaciones amistosas de Berne eran de corta duración y no le aportaban el consuelo que necesitaba y deseaba. Defendía su soledad y proseguía su trabajo a solas". Efectivamente, parece que Berne en su vida expresó un fuerte empeño hacia el trabajo individuador, pero en cuanto a su criterio ante el amor más bien fue un tanto ambiguo, lo que tal vez influyó en sus vínculos amorosos o tal vez estos influyeron en su ambiguedad. De hecho, por una parte Berne consideraba -AT el amor como algo muy positivo, pero por otra parte, curiosamente, no lo creía -AT como una condición importante para el matrimonio, por lo menos desde el punto de vista del funcionamiento de la psique que él describió.

Desde otra perspectiva, también Berne definió que el objetivo del análisis transaccional era ayudar a la persona a alcanzar la autonomía, lo que se manifiesta "con la liberación o la recuperación de tres capacidades: conciencia de las cosas, espontaneidad e intimidad". Desde luego, la conciencia de las cosas -a la que prefiero denominar autoconciencia de las cosas-, es decir, el ver las cosas por uno mismo y no cómo nos han enseñado a verlas, facilita la individuación, mientras que la espontaneidad y la intimidad facilitan "abrirse" al otro y son un contrapunto equilibrador al concepto de autonomía, para evitar tomarlo en un sentido sólo individuador. Pero tal como Berne describe estas dos capacidades, parece que favorecen más el sólo "relacionarse" -desde luego, de una manera auténtica y por descontado autónoma- que propiamente el vincularse, aunque tampoco puede descartarse que en su enfoque esté implícito esto último. Por tanto, por si acaso, para evitar más de lo mismo, es mejor que consideremos que este crecer en alcanzar la autonomía al que se refería Berne, consiste en un crecer, de manera integrada e integradora, en individuarse y vincularse (o al revés, si se prefiere el otro orden).


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